Nuevamente denuncia Gómez provocaciones con potenciales intensiones de magnicidio.
Ciro Pedro A de Posse Y León. Vocero del JEDE. República de Las Antillas.
El sábado 29, tras el operativo de la Seguridad del Estado aparentemente
asociado a la celebración de la Primera
Sesión Extraordinaria de la VIII Legislatura (para la
aprobación de la ley de la inversión extranjera), un vecino que había tenido
problemas con él en el pasado dijo cuando Gómez le pasó por delante ‘¡Qué hay
General!’
La primera reacción de Gómez fue ignorarlo, pero acto
seguido pensó: “Tal vez el hombre quiere reconciliarse conmigo, y yo me estoy
haciendo el importante…” Entonces se viró hacia él y le preguntó: “¿Usted
hablaba conmigo?”
Pero el señor de unos sesenta años aunque muy fuerte y
funcional quizás por su oficio de chofer o mecánico, se dio por ofendido y
arremetió a insultos contra Gómez por haberle dirigido la palabra.
“Una vez él me dijo: ¡Yo no sé porqué no te he reventado la
cabeza!” Recuerda Gómez quien esta vez volvió a alejarse del hombre diciendo:
“¡Disculpe, disculpe…!”
Pero ayer lunes 31, coincidió que cuando Gómez iba a la casa
para recoger las cantinas para ir al comedor social tuyo que pasar por una
acera donde el hombre estaba encaramado en un muro conversando con otros tres
hombres jóvenes junto a un auto que estaban arreglando. El espacio era estrecho
y Gómez pasó la vista (sin detenerse) para diseñar su trayectoria.
Pues el señor comenzó a decir improperios porque Gómez lo
había mirado. Gómez siguió de largo, no le hizo caso, pero él se despachó de
nuevo en insultos y luego en ofensas que terminaron en risa colectiva del
Presidente de Las Antillas.
“No estoy dispuesto a ser el hazme-reír del barrio” dice
Gómez “ni tampoco a ser la victima; así que me compraré un machete como mambí
que soy.”
Gómez ya fue victima de insultos, amenazas de muerte y
golpizas por parte del marido de su sobrina, un tal Glemy, y luego la Policía no quiso procesar
las denuncias de Gómez contra el agente de seguridad y protección de la empresa
que está en Concha y Cristina, porque era sobrino de un Coronel del MININT.
“Ya sé que no puedo confiar en el MININT, así que tengo que
defenderme yo solo” Comenta Gómez cuyo prestigio fue atacado por quienes han
invadido su vivienda, conspiraron contra la vida de su madre para asesinarla
mediante un geronticidio lingüístico y después lo han difamado para silenciar
sus denuncias.
“Esta gente se siente envalentonada cuando piensan que uno
es una contrarrevolucionario porque la experiencia dice que luego gozarán de
impunidad” Explica Gómez quien emplazó al oficial Héctor como posible promotor
de las actitudes del provocador, pero el oficial rechazó de plano cualquier
responsabilidad sobre las provocaciones.
El conflicto entre Gómez y el agresor surgió hace varios
años. Resulta que él trabajaba en la Terminal de ómnibus de Guanabacoa y su esposa se
había incorporado a trabajar allí algún tiempo después que él. De manera que
ella no alcanzó el pase para montar en la guagua como empleada ya que la
empresa ya no tenía máquina de escribir, y se lo dieron en blanco para que ella
lo llenara como pudiera.
Ella le preguntó a Gómez si tenía máquina de escribir para
que le hiciera el favor o se lo cobrara. Gómez le contestó que él no tenía
máquina de escribir y que no le cobraría nada en cualquier caso, pero que tenía
un amigo que en su trabajo podía hacer el escaneado del carnet e incorporarle
los datos en la computadora y luego imprimirlo, pero que tendría que
consultarlo antes.
Pasó mucho tiempo antes de que Gómez llegara a tener una
respuesta y cuando la tuvo y le pidió el pase en blanco, al parecer este se le
había mojado y se porque se le había corrido la tinta.
Gómez lo llevó así a su amigo informático y le propuso que
hiciera uno para él si quería, pero el informático dijo que no porque eso sería
un delito de falsificación de documentos, y que prefería pagar la guagua o
hablar con el chofer, pero también demoró en ocuparse del asunto aunque se
había comprometido.
El señor interpeló a Gómez y le dijo que si la demora era
tanta que él prefería buscar ayuda en alguien más y que se lo trajera lo antes
posible aunque no estuviera hecho el trabajo.
Cuando Gómez trajo de vuelta el carnet el señor le preguntó
por la causa del corrimiento de la tinta, a lo que Gómez respondió “cuando su
esposa me lo dio estaba así”.
Entonces, él visiblemente molesto, la llamó a ella y le
preguntó si ella lo había deteriorado a lo que ella respondió que no.
Luego el señor se viró para Gómez y le dijo: “Yo tengo mucho
prestigio y peino canas para que tú me vengas a mi a decir mentiras” a esto
Gómez respondió: “Pues yo he sido profesor en cinco universidades y por mis
manos ha pasado la decisión de la carrera y la vida de mucha gente y le digo
que su esposa me lo dio en esas condiciones. Yo me demoré tanto en recogerlo
como en traerlo de vuelta, lo reconozco, si se me hubiera mojado se lo diría
también, pero no es el caso. Ella me lo dio así.”
Entonces fue cuando el señor le dijo a Gómez: “¡Yo no sé
porqué yo no te he reventado la cabeza!” Ante esto Gómez se retiró y nunca más
cruzaron palabra,
Un día en el que Gómez venía caminando la señora lo acusó de
mirarla “¡Y tú qué me miras!” Le dijo al pasar. A esto Gómez nada respondió y
siguió su camino.
Otro día Gómez estaba en el comedor social “Las Delicias”
sin dinero para pagar el almuerzo (que valía dos pesos cubanos) y al señora
llegó no se sabe a qué. Cuando se enteró de la situación abrió su cartera y
pagó el almuerzo de Gómez y se fue. Pero siguieron sin hablarse después de eso.
Estas personas viven en calle tercera esq. Calle B, un lugar
de obligatorio paso diario para Gómez. Sin embargo, después de los insultos del
lunes Gómez ha vuelto a pasar por el lugar unas ocho veces y no los ha vuelto a
ver.
Denuncia Gómez nuevas provocaciones comunitarias antecedidas
amenazas de muerte.
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