Jehová promete vivienda de 120 mil CUC al JEDE
La Habana, 19 de julio de 2012. “Jehová me había mostrado que tomaría de su propia herencia y no de la de mis padres terrenales, y esto ocurrió el año pasado cuando todavía era Presidente Interino del Gobierno de Transición y no solo Jefe de Estados de la República de Las Antillas, como soy ahora, a través del pasaje en el que repartían la tierra para las diferentes tribus pero no le daban tierras a la de Leví, que vivirían del diezmo del templo.” Explica Andrés Amian Gómez para “La Nueva Patria”.
“Mas aconteció que este lunes 16 mientras me dirigía a la Santa Misa de con la Iglesia de la Catedral, Jehová me detuvo en la puerta antes de la de la capilla del sagrario, para que orase a Él allí. Me postré con el rostro hacia la acera y oré pidiendo que me proveyera de embajadores para que fueran a hablar con los padres de Anelbis Torres González para que me permitieran visitarla en su casa. Sin embargo, en el Espíritu, Jehová me dijo que prepara la casa para ella, porque si yo lo hacía, Él mismo la traería, porque Él sería mi Embajador porque tiene poder para hablarle al corazón (como había prometido en la lectura del lunes anterior) y para mucho más.
“Entonces me pregunté yo cómo podría preparar la casa para ella, si durante tantos años no me dio Jehová ánimos para arreglar el cuarto en el que vivo en la casa de mis padres. Y fui a buscar conocimiento en la Biblia, y encontré una sección de ayuda en el fondo de la “versión en lenguaje actual” y encontré y leí varios pasajes “Al mudarse a una nueva casa” entre ellos el Sal 127:1-2 que dice: “Si Dios no construye la casa de nada sirve que se esfuercen los constructores…”
“Ese día el padre no brindó misa porque solo estábamos el Sacristán Felipe y yo, no sé si me consideraron “de la casa” o “indigno de escuchar misa” pero igual me fui satisfecho porque ya el Padre me había dado mi alimento espiritual.
“Al llegar a mi cuarto en San Miguel del Padrón, oré a Papá pidiéndole que fuera Él el que construyera mi casa, porque si Él no lo hacía nada podría hacer yo.
“En la madrugada del martes me despertó Dios y miré el reloj del móvil y eran las 2 y 22 y así lo leí, dos en mi corazón, dos en mi casa y dos en mi camino. Y pensando yo así cambió la hora -mientras miraba- a las 2:23 y el número 23 es mi designación porque nací el 23 de febrero de 1971, y el 23 de febrero 2006 me consagré como sacerdote de Jehová, y el 23 de febrero de 2009 Jehová me renombró “Ciro” como el rey persa que restituyó la adoración verdadera en el templo de Jerusalén.
“Entonces como el número 2 significa matrimonio, estaba dándome una promesa, y meditando en lo que debía yo hacer me dormí como dice el salmo 127:2 “… cuando Dios quiere a alguien le da un sueño tranquilo” Al despertar el Espíritu me dijo: “Si lo crees en tu corazón y tienes el valor de Profetizarlo, Yo lo haré.”
“Entonces miré el reloj y eran las 7:00 am, y me levanté y el Espíritu me condujo hasta la Iglesia Metodista de Marianao en 58 y 43. Y al llegar después de presentarme ante la secretaria para hablar con el Obispo, el Espíritu reclamó de mi oración, y al postrarme unos hermanos me invitaron a pasar el templo.
“Allí oré y luego dispensaron la Palabra, con el texto de Génesis 32:22-32 y era sobre cuando Jacob se mudó con sus dos mujeres y sus hijos y luego luchó con el ángel de Jehová, y este lo bendijo al amanecer y se reconcilió con su hermano Esaú a quien había robado la bendición de su padre. Entonces encontré similitud con mi experiencia de haber tenido un encuentro con el Espíritu de Jehová en la madrugada y haber recibido su bendición en la mañana. Y bendije el nombre de Jehová.
“El martes en la tarde Jehová envió a Elías, en un temporal, con rayos y truenos contra Sus enemigos, y bendiciones de prosperidad para su pueblo fiel y verdadero (representadas en los granizos) y luego vientos del Espíritu como promesa de que Su santidad será soberana sobre esta tierra.
“Y cuando hubo comenzado el viento el Espíritu me urgió a que fuera a mi casa bajo la lluvia de la bendición de Dios, para que no perdiera la oportunidad de la bendición de Dios, y no fuera a ser que Anelbis estuviera en mi casa esperándome y se fuera al terminar la lluvia al ver que yo no llegaba, y corrí, aunque Satanás me dijo que esperara en forma de la dependiente de la cafetería en la que pasé el temporal.
“Entonces corrí gozándome en la bendición de Dios, y al llegar a mi cuarto me encontré la puerta abierta.
“Y luego los reportes climatológicos citaron a La Virgen del Camino, la zona donde vivo como el lugar donde más lluvia se había reportado, unos 119 mm, contra 86 que se reportaron en Cuatro Caminos.
“Aconteció que el miércoles, fiel a su palabra el Espíritu me llevó caminando por el Vedado y me mostró que habían puesto una casa en Venta, y lo anoté y anoté el teléfono porque me dije, tal vez, puede ser.
“Pero recordé que Jehová me había dicho: “Si lo crees en tu corazón y tienes el valor de profetizarlo, yo lo haré.” Entonces me postré en la acera, de calle C esq. a 25 cerca del parque y de la barbería desde donde las personas observaban mi testimonio. Luego busqué un teléfono y llamé al y pregunté el precio y me dijeron que eran 120 mil CUC y lo creí en mi corazón y pedía visitarla y era en calle 23 No. 688 2do piso e/ C y D y la vi y me gustó y le pregunté a la señora cuando habían puesto el anuncio, y me dijo: “Ayer por la tarde” y coincidiendo todo, le dije: “Yo tengo que ver con mi Padre para que me mande el dinero de Allá, usted sabe cómo son estas cosas…”
“Y es así como Jehová me ha prometido una casa y yo lo he creído y lo estoy profetizando como él me mandó para que Él lo haga realidad. Amén y Amén.”
Han sido las palabras del Jefe de Estados de la República de Las Antillas, Siervo de Jehová, a quien Él ha utilizado como profeta, y quien pecó el miércoles en la tarde al decir un vaticinio que Jehová no le había dicho.
En efecto, el JEDE, se atrevió a asegurar, en un comentario, que los que viajaban en un auto no notarían que a la mujer que se acaba de bajar del mismo se le había quedado la cartera. Ochenta metros más allá, el auto se detuvo y Gómez comprendió la vergüenza en la que Jehová lo estaba poniendo por su atrevimiento. Y se postró en tierra para pedirle perdón al padre por semejante frescura, porque Él no le había dicho que dijera eso, y un sacerdote consagrado no puede darse el lujo de hacer comentarios deliberados.
“Jehová me perdonó porque esta mañana mientras venía para la SINA, además de proveerme maravillosamente de transporte me dijo: ‘Siéntate’ y acto seguido se liberó el asiento del centro en el fondo de la guagua. Entonces me dirigió a la lectura de 2 Crónicas 34:16-18 donde dijo: Tus ayudantes están haciendo todo lo que les encargaste. Juntaron el dinero que había en el templo y se lo dieron a los encargados de la construcción. Además el sacerdote encontró un libro y me lo entregó. Entonces Safán se lo leyó al rey.” Palabra de Dios.
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